Parte de este post es un extracto del excelente libro de Gotzon Toral; Liderago, un deporte de equipo.
En su libro ‘7 hábitos para la gente altamente efectiva’ Stephen Covey insiste en acomodar los pensamientos, las emociones y las acciones a los valores personales. “Quien hace lo que piensa y piensa lo que siente, muestra un alineamiento formidable”. Sentir en cuerpo y alma que formas parte de algo especial es una fuente extraordinaria de motivación, también para los deportistas.
La pertenencia a una agrupación deportiva o a un Club con una identidad y unos valores fácilmente reconocibles es un capital que muchas entidades deportivas han descuidado. El desconcierto es tal que la mayoría de los Clubes olvidan su historia, malgastan sus señas de identidad y se colocan al borde de la quiebra viviendo muy por encima de sus posibilidades. Paradójicamente, este modelo hace aguas por todos lados: resulta inapropiado para la formación de los jóvenes deportistas que cada vez abandonan antes la práctica deportiva y aún es más ineficaz para el alto rendimiento.
Tanto los entrenadores como las entidades deportivas preparan y forman en valores, pero la mayoría no es consciente de ello, de su trascendencia ni de los valores que promocionan. Esa formación invisible se lleva a cabo a través de sus actos, así como de sus mensajes verbales y no verbales, cuando favorecen determinados comportamientos y actitudes en detrimento de otros. De forma constante e inadvertida se transmiten conductas que en muchos casos están en abierta contradicción con los valores que dicen defender y representar.
Una preparación ética debe poner en juego lo mejor de la naturaleza del deportista mediante la práctica de buenos hábitos al servicio de la excelencia en su formación integral. Importa más, mucho más, la persona que el deporte. El Deporte es una escuela de la vida con un interés excepcional al tratarse de una actividad voluntaria que moviliza al individuo en todos los sentidos. El deportista debe tomar decisiones constantemente y aprender el difícil arte de elegir bien.
El mensaje del entrenador, del directivo, de los padres… puede desarrollar valores personales como la autoestima, el esfuerzo, la generosidad, la cooperación o el respeto a las reglas que garantizan los derechos de todos. Puede ayudar al deportista a conectar con la esencia del juego y a vivir en Plenitud sus valores personales disfrutando al máximo de su deporte.
Pero también pueden anular la voluntad del deportista poniendo el deporte delante de la persona, fomentando la trampa y el engaño, colocando el resultado por encima del aprendizaje, exaltando la victoria por encima del juego, defendiendo el ‘todo vale’ para ganar ó proclamando el victimismo, la excusa permanente y la culpabilización de los demás cuando no se alcanzan los objetivos.
El reconocimiento de su valía hace sentirse mejor al deportista, con más confianza en sí mismo, pero es grande la tentación de iniciar a los deportistas por la puerta falsa, tratando de sacar una dudosa ventaja –de un día para otro- por los medios que sean. Solo un puñado de privilegiados conseguirá fama y fortuna por medio del deporte, pero está al alcance de todos la posibilidad de sentirse bien, de crecer y de formarse integralmente, así como de disfrutar una buena experiencia deportiva a lo largo de su vida.
Por nuestra experiencia, los entrenadores, los padres, los directivos y demás personas relacionadas con los deportistas no disponen, en su mayoría, de las capacidades, habilidades y conocimientos necesarios para sacar el máximo rendimiento a las enormes posibilidades que ofrece la práctica deportiva como elemento dinamizador e impulsor del desarrollo integral de los deportistas
La formación en Coaching Deportivo les permitirá conectar con los valores del deporte y con la esencia del juego, aprender a relacionarse y comunicarse de otra manera con los deportistas, permitir y fomentar el aprendizaje por descubrimiento, aprender a escuchar y a preguntar desde la confianza en que el deportista (y la persona) es completa, creativa y está llena de recursos para poder alcanzar todos sus objetivos.
En definitiva, la aplicación de las habilidades de Coaching Deportivo capacita a quien las utiliza para establecer un nivel de comunicación superior con los deportistas basado en conversaciones transformadoras que impulsan al Deportista hacia su Plenitud.
Imanol Ibarrondo