No se trata del nombre de un media punta griego. «Que lleva un dios dentro”, este es el significado de la palabra griega ‘enthousismós’ (en + Theós). Cuando alguien se dejaba llevar por el entusiasmo se suponía que un dios había entrado en él/ella, sirviéndose de su persona para manifestarse. Quienes así actuaban, merecían el respeto y la admiración de los demás porque estaban poseídas por un aliento divino. ¡Qué chulo!
Partiendo de la etimología de ‘entusiasmo’, no encuentro mejor definición actualizada de esta sugerente palabra que la que aparece en el Blog de Andrés Ubierna; “Un entusiasta es un soñador infatigable, un inventor de proyectos, un creador de estrategias que contagia a los otros sus sueños. No es un ciego, no es un inconsciente. Sabe que hay dificultades, obstáculos, a veces insolubles. Sabe que de cada diez iniciativas, nueve fracasan. Pero no se deprime. Empieza de nuevo, se renueva. Su mente es fértil. Busca continuamente caminos, senderos alternativos. Es un creador de posibilidades.
El entusiasta sabe que el hombre es débil, sabe que existe el mal, ve las mezquindades. Ha sufrido desilusiones. Pero ha decidido contar con el bien, basarse en ello. Apela a la parte más creativa, más generosa de aquellos que lo rodean. Los estimula a que la utilicen, a hacerla fructificar. Los obliga, a pesar de sí mismos, a ser mejor de lo que hubieran sido. Y, así, hace germinar sus potencialidades, los hace crecer. Los arrastra consigo demostrándoles que, actuando con empuje, con optimismo, de manera generosa, las cosas son posibles”.
Ser entusiasta es una elección consciente que está al alcance de cualquiera. Posiblemente, el entusiasta ha decidido agradecer lo que tiene y lo que es, en lugar de pensar en todo lo que le falta o le gustaría tener. ¡Hay tanto que agradecer! El cambio de perspectiva es tan radical que nos abre infinitas posibilidades para estar entusiasmado cada día. Me gusta pensar que yo soy así, aunque me descubra demasiadas veces muy lejos serlo.
Necesitamos con urgencia abandonar ya el viejo paradigma cartesiano de ‘las cosas son así’ o ‘aquí siempre se ha hecho así’, junto con su primera y demoledora derivada ‘yo soy así’, para acercarnos al nuevo, que sostiene que ‘la realidad es interpretable’. No existe la verdad absoluta. Hasta las mentes más necesitadas de datos concretos y acostumbradas a trabajar con hechos medibles y observables aceptan esta nueva premisa. ‘Cambia tu forma de ver las cosas y las cosas cambiarán’ afirmó Max Plank, extraordinario físico y premio Nobel en 1918, tras comprobar que es imposible separar el hecho observado del observador.
Albert Einstein, una de las mentes más brillantes del pasado siglo mantenía que la decisión más importante que debe tomar en su vida cualquier ser humano es responder a esta pregunta; ¿Consideras que vives en un Universo amigable u hostil? En función de lo que crees, creas tu propia realidad. El mundo no “es”, nosotros lo hacemos. Se trata de una elección y, por lo tanto, de una decisión personal. ¿Cómo quieres interpretar tu realidad?, ¿quieres estar agradecido o preocupado? Tú eliges qué quieres pensar, tú decides y, desde ahí, controlas tu actitud. Me ha costado demasiado tiempo descubrir que mi actitud, finalmente, depende solamente de mí. De nada ni de nadie más… y la puedo crear, reforzar y mantener con cada cosa que hago.
Creo que, con el tiempo, estoy desarrollando un talento; soy muy capaz de ver como bellotas a las personas con las que trabajo. Como seres humanos completos, creativos y llenos de recursos. No me cuesta nada verlas así y, esta creencia potenciadora, me facilita enormemente acompañarles en su proceso de auto descubrimiento y desarrollo. A ‘entusiasmarles’, a ayudarles a conectar con el ‘dios’ que llevan dentro y a llenarse de energía para ponerse en marcha hacia sus objetivos, sus metas y sus sueños. Me gusta hacerlo. Me entusiasma verles así, con un propósito por descubrir. Lo necesito. De hecho, no es posible entusiasmar a nadie si tú mismo no lo estás. Debería hacerlo más, mucho más. Me siento tan bien cuando lo hago…
También disfruto al máximo con la formación porque me permite impulsar a muchas personas a la vez, inspirarlas para que se atrevan a brillar y a ser luz para los demás. Para que tengan el coraje de Liderar al servicio de las personas sobre las que tienen influencia y responsabilidad. Creo que enseño lo poco que sé, pero espero contagiar mucho de lo que soy.
Dicen algunos sabios que no atraes lo que quieres en la vida, sino lo que eres. Creo en eso y he decidido ser entusiasta a tiempo completo. Ahora me toca hacer más cosas (muchas más) de las que estoy haciendo para atraer a mi vida más de lo que soy. Estoy seguro que tener deseos ayuda a cambiar la vida, pero aún lo estoy más de que cambiar, poco a poco, algunas cosas de la vida cotidiana, es la mejor forma de alcanzar los deseos.
William James escribió que “El pájaro no canta porque es feliz, sino que es feliz porque canta”. Creo que hace demasiado tiempo que muchas personas dejaron de cantar (perdieron el entusiasmo) esperando que les entrasen las ganas de cantar. Un gran cambio se produce gracias a otro pequeño y las cosas cambiarán si cambiamos algunas cosas.
Y tú, ¿qué pequeños cambios necesitas hacer para actuar como ‘si tuvieras un dios dentro’?
Imanol Ibarrondo