No ha acabado todavía el verano y ya han destituido a cuatro entrenadores del Grupo II de la 2ªB. Se confirma una certeza que, en uno u otro momento, alcanza a la inmensa mayoría (por no decir a todos) los técnicos de fútbol y de otros deportes; “te van a echar”. ¡Que lo sepas! Será antes o después, cuatro meses o quizá cuatro años, pero lo que parece inevitable es, que te van a echar. Dicho así, quizá suene un poco duro, pero también podría ser una sentencia muy liberadora.
Vivir permanentemente con la espada de Damocles de un cese y pendiente del resultado de cada domingo te aleja, y mucho, de lo único sobre lo que tienes influencia; el momento presente. Angustiarte por la incertidumbre del misterioso e impredecible futuro o castigarte por lo que podrías haber hecho y no hiciste, te impide disfrutar del gran regalo (present-e) que puedes vivir intensamente: este momento, cada momento… AHORA.
Siendo esto así, quizá, para obtener un cambio de perspectiva, más inspirador y sugerente, podría ayudar que los entrenadores se hicieran una pregunta distinta a la que, inconscientemente, se plantean la mayoría de ellos cuando están en activo: “¿Qué tengo que hacer para que no me echen?”. Ganar, es, posiblemente, la única respuesta que resuena como un trueno en sus atribuladas cabezas.
La creencia limitante e inconsciente que subyace a esta respuesta es que “ganar es lo único importante” y, esta ‘verdad’, cuando los resultados no se están dando, te conecta inmediatamente con el miedo, con la pérdida, con la angustia, con la preocupación permanente, ves problemas (negativos) en lugar de situaciones (neutras), aparecen enemigos y complots por doquier, personas que te quieren quitar algo (la prensa va a por ti, los jugadores son unos egoístas, los directivos no tienen ni idea…). Esta respuesta, en definitiva, te provoca desconfianza, inseguridad, te sitúa en el papel de víctima, inocente e impotente, te saca totalmente del momento presente y, sin ninguna duda, te conecta con tu peor versión. Ya estás fuera… y lo peor es que ni siquiera te has dado cuenta.
No se trata de discutir si esta creencia (“ganar es lo único importante”) es verdad o no. De hecho, no creo en las verdades absolutas (¿existen?) pero, para poder trabajar con ella, revisarla, observarla y matizarla, me basta con que sea verdad para ti. Lo que realmente me interesa que descubras es qué impacto tiene en ti esta ’verdad’ tuya. ¿En qué te está ayudando?, ¿qué te da?, ¿qué te está quitando?, ¿en quién te convierte?, ¿cómo te relacionas, desde esta creencia, con tus jugadores/colaboradores/prensa/directivos…?, ¿cómo te comportas?, ¿quién estás siendo ahora con esa ‘verdad’ tuya?, ¿qué Valor tuyo estás pisando?… En realidad, esa pregunta (¿qué tengo que hacer para que no me echen?) es, cualquier cosa, menos potente.
Propongo una pregunta distinta: “¿Quién quiero ser mientras estoy?” WOW!… Esto es otra cosa, pasará lo que tenga que pasar, pero yo seré quien quiero ser durante este tiempo, y viviré y disfrutaré intensamente de esta experiencia y lo contagiaré a todas las personas sobre las que tengo influencia y responsabilidad. Esta pregunta me conecta con lo mejor que tengo, con mis valores auténticos, con lo que realmente es importante para mí, me mantiene enchufado, con energía, con esperanza, con ilusión, con optimismo, con entusiasmo! Es una decisión personal. No son mis circunstancias las que determinarán quién voy a ser. Soy yo, conectado a mi esencia, quien decide quién quiero ser.
No es lo mismo hacer (actuar) desde el miedo, la desconfianza, o la inseguridad que Hacer desde el Ser. El impacto de las acciones que surgen desde la conexión con lo más profundo y auténtico de cada uno, es incomparable y absolutamente transformador.
La reflexión sobre esta pregunta potente (¿quién quiero ser mientras estoy?), me ayudará a tener el coraje que necesito para afrontar y superar mis miedos, para ampliar mi ‘zona de confort’, para atreverme a ser quien realmente soy y ponerlo al servicio de mis jugadores, para ser auténtico y coherente, para ocuparme en lugar de (pre)ocuparme, para mostrarme abierto, disponible y vulnerable, para brillar y ser luz para otros. Para acercarme a mi mejor versión.
La respuesta a esta pregunta me conecta con el Líder que llevo dentro, que está ahí,… dormido, en el fondo de mi Ser… esperando a que yo despierte de una vez, para ponerse en marcha y acercarme a la victoria, a ganar, y no solo a la victoria, sino también a la gloria, que está reservada para aquellos valientes que aspiran a ganar sin atajos, a los que disfrutan intensamente del proceso y contagian su entusiasmo a sus jugadores, haciéndoles sentir importantes, reconocidos y valiosos, y dejando una huella imborrable en sus corazones. Para los líderes auténticos que inspiran los mejores y extra-ordinarios logros humanos. Y tú, “¿Quién vas a ser mientras estás?”
Imanol Ibarrondo